Wednesday, November 01, 2006

CUANDO HABLAMOS DE FRAUDE?

Diofanor Rodríguez CPP

Las Organizaciones son hoy, quizás como nunca antes, victimas de fraude. Los casos recientes muestran cómo se han diversificado los “modus operandi” del fraude en las empresas, que muchos de nosotros todavía no conocemos y por ello consideramos que nuestros sistemas son totalmente seguros. Así, el interrogante a realizar y la respuesta a buscar en este momento es sobre que tan eficientes y efectivos son nuestros controles al interior de la Organización.

Pues bien, partiendo de este escenario, las experiencias nos muestran que cuando una organización descubre un fraude, generalmente el dinero o los activos ya han desaparecido y las probabilidades de recuperarlos son mínimas. Lo peor es que esta pérdida no es el único costo financiero, pues la investigación de un fraude es onerosa y lleva tiempo. También hay otros costos ocultos, que tienen relación con la probabilidad de un grave deterioro para la imagen, reputación interna y externa y la credibilidad de la Empresa, que incluso pueden afectar la continuidad del negocio. A ello se suma que en un fraude se puede ver afectados terceros relacionados, como clientes, proveedores, bancos, otros acreedores e incluso el tesoro público, ante quienes la Organización deberá responder.

Todas estas circunstancias nos llevan a concluir que trabajar de forma proactiva genera menos perdidas para una organización cuando de fraude se trata. Por este motivo es de vital importancia contar un programa del tipo preventivo para evitar el fraude. Por supuesto, su desarrollo representa ciertas dificultades, pues no es suficiente con poseer controles y verificar que funcionen correctamente, sino que además es importante conocer a fondo la cultura y particularidades de cada organización, pues nada más cierto que el proceso que no se conoce muy difícilmente será controlado.

Las experiencias obtenidas a lo largo de los casos conocidos nos lleva a realizarnos la pregunta de por que se generan los fraudes en las organizaciones y cuales son los factores críticos que facilitan este evento, para de esta forma poder atacar el problema desde su causa raíz. Un documento que explica de forma acertada este tipo de preguntas es el escrito por el doctor Donald Cressey (Criminólogo de EEUU) que denominó el triangulo del hurto y hace referencia a que existen tres elementos que se deben dar para poder cometer un ilícito y ellos son: El deseo, la racionalización y la oportunidad. Analizados estos elementos se puede iniciar un programa antifraude basado en atacar las oportunidades tanto de nuestros empleados como de agentes externos.

Así, cuando se oficializa en las organizaciones un programa contra fraudes se necesita que cumpla con algunos aspectos, que como mínimo pueden ser:

Un análisis del riesgo fraude: No existe un modelo único para que una empresa realice su evaluación del riesgo de fraude, pero debe fijarse un marco de control aceptado y recibir vigilancia considerable de la gerencia. Debe evaluar en forma sistémica los factores de riesgo, detectar posibles argucias y escenarios de fraude y priorizar los riesgos de fraude identificados.
Crear escenarios para denuncias anónimas: Es de gran importancia generar espacios para que las personas de la organización informen sobre las anomalías observadas sin que se divulgue su nombre. Para ello, no es suficiente con poseer una línea telefónica destinada para tal fin y se necesita de que existan las acciones tendientes a realizar mejoramientos continuos a las irregularidades reportadas.
Creación de un código de ética anti fraude: Con esto se genera la primera barrera ante el fraude en la organización y deja clara las políticas en contra del fraude.
La presentación de informes por parte del control interno o algún miembro del gobierno corporativo, para generar la cultura de control y supervisión y establecer si el programa implementado funciona o no.
No olvidar que se debe generar una política de seguridad de personal, que busca que la organización contrate a los empleados adecuados para los cargos establecidos bajo la perspectiva de la organización



Estos son algunos aspectos a tener en cuenta a la hora de trabajar en procura de la prevención de los fraudes. No dejemos de lado que los delitos los cometen las personas y por tal motivo es importante conocer muy bien al personal de confianza y como política establecida es interesante poder hacer un estudio de estilo de vida par aquellos empleados que bajo la óptica de la alta dirección son considerados de manejo y confianza, también es conveniente recordar que los principios y valores son pilares fundamentales en busca de la salud corporativa que contribuya de forma efectiva a minimizar el fraude




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