Diofanor
Rodríguez lozano CPP, PCI, PSP
En la coyuntura actual de
Colombia, donde la paz es un término muy usado, resulta importante revisar el
nuevo ambiente de orden público que tiene el país.
Lo anterior, debido a que existe hoy
un elemento desestabilizador muy significativo. Al inicio y durante los diálogos
de paz con el Gobierno Nacional y la guerrilla de las FARC, se pensó que la
violencia iniciaría una tendencia a desaparecer en el territorio Nacional, hecho
que no es del todo verdadero, pues la violencia que generan, y que han generado
en las últimas semanas, los cultivos ilícitos, ha sido tremendamente alta. El flujo de dinero que mueve este comercio
ilícito, hace que los actores armados no quieran dejar su control y muy por el
contrario han venido manteniendo su dominio en en las zonas donde se encuentran,
lo que hace que haya sectores para quienes el tema de paz es solo un sofisma.
Si revisaríamos las cifras de
cultivos de coca en Colombia, se aprecia que el país sufrió un importante
incremento al pasar de 96.000 hectáreas en 2015 a 146.000 hectáreas en 2016,
con un aumento de 52%. Es un dato preocupante, más aún si revisaremos el mapa
de cultivos ilícitos, en donde se aprecia que las áreas siguen siendo las
mismas, y allí se han incrementado las hectáreas de cultivos.
Lo cierto es que con el proceso
de paz se dejó abierta la puerta para que los cultivadores ilícitos aumentaran
estos cultivos, hecho que grupos al margen de la ley han aprovechado para mantener
su ola de violencia en tales áreas. Grupos como el GAO clan del golfo, que ha
mantenido una negociación en secreto con el gobierno, no ha dejado de generar
ingresos a través de los cultivos ilícitos. Esto se está convirtiendo en una
amenaza para los acuerdos de sustitución, con lo cual, aparte del paro cocalero
que arrancó que inició en la última semana en varias partes del país, la meta
de sustituir 50 mil hectáreas se complica aún más.
La producción de coca en el país
históricamente se ha concentrado en tres Departamentos, que también están
asociados a la violencia y al control de grupos al margen de la ley, como son Putumayo,
Nariño y Norte de Santander. Allí se concentra entre el 60% y 65 % de la coca
que produce Colombia.
Los grupos al margen de la Ley,
tales como GAO, GDO y el ELN se mantienen en dichos Departamento, que han sido
de influencia en primera instancia de las FARC, ahora de sus supuestas disidencias.
Putumayo es el segundo departamento con más coca en el país después de Nariño.
Según cifras del último censo de cultivos de coca de la ONU, tenía 25.162
hectáreas de coca cultivadas a diciembre de 2016. En este departamento, hace no
más de 20 días, las Fuerzas Armadas reconocieron que del Frente 48 de la FARC
tiene una teórica disidencia en Putumayo, sin contar con el grupo que se hace
llamar la Guardia Campesina Armada y la Constru que ha mantenido su presencia y
el control de muchos de los negocios asociados al tráfico y los cultivos
ilegales.
Para el caso del Departamento de
Nariño, que es el primer productor de Coca según el último censo de la ONU,
muestra a diciembre de 2016 un total de 42.627 hectáreas cultivadas.
En este departamento, lo mismo
que en Norte de Santander hay presencia de ELN como lo muestra la siguiente
gráfica:
Como se puede ver, el panorama de
paz no es claro. Es muy probable que a futuro se puedan experimentar hechos aún
más violentos en el reacomodamiento de los grupos ilegales que en la actualidad
están presionando para que la sustitución de cultivos fracase y ellos puedan
continuar con el negocio más rentable del mundo, y generando terror en las
áreas donde delinquen.
Es así como lo establece la
siguiente grafica presentada por la FIP (ideas para la paz)
Es importante concluir entonces que
la eliminación de la violencia es un camino que apenas iniciamos, que no se
sabe si realmente se va a lograr en el largo plazo y que seguramente tenderá a
recrudecer en el corto plazo.
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