Diofanor
Rodríguez Lozano CPP, PCI, PSP
Los hurtos a las
transportadoras de valores se han vuelto más frecuentes, y en los últimos meses
se han dado varios incidentes, principalmente en la región caribe y centro del
país.
En agosto de 2017, las
ciudades de Cartagena y Bogotá denunciaron 5 eventos de asalto a mano armada,
agresión a los escoltas y hurto de dinero. Según las investigaciones que se
adelantan, hay indicios de la participación de bandas que se infiltran en las
empresas transportadoras de valores y que, además, permean a los empleados
cautivándolos para que les faciliten realizar los ilícitos.
El ultimo hecho que se
presentó, los delincuentes realizaron una suplantación de la autoridad,
disfrazándose de policías, y realizando el hurto del dinero con que se
pretendía alimentar un cajero electrónico. Esto demuestra que la inteligencia
criminal que adelantan los delincuentes es efectiva y que la anticipación de las
empresas de seguridad es muy baja o nula.
Las investigaciones han
arrojado indicios de que muestran que en la mayoría de los casos existió
complicidad del personal de las organizaciones, lo que hace que se cuestionen,
por un lado, la confidencialidad del manejo de la información de los
desplazamientos y rutas, por otro, el sistema de vinculación del personal, y
adicionalmente, los procesos de capacitación y manejo de protocolos que, según
los incidentes presentados, han fallado, lo que demuestra que no han sido
revisados y analizados con suficiente frecuencia y rigor.
Elementos como vigilancias y
seguimientos pueden haber sido utilizados por los delincuentes, para ubicar las
debilidades de los empleados que son abordados con el fin de lograr su
colaboración. De hecho, es posible que los delincuentes estudien el pago a los
empleados de las empresas transportadoras y que las ofertas que les hagan sean
tan jugosas que los induzcan a terminar aceptando y facilitando los hurtos.
Las pérdidas que han sufrido
estas empresas son millonarias como lo muestra la infografía tomada del diario
el espectador
Estas cifras ciertamente son inquietantes.
La pregunta que subyace es entonces: ¿Qué tanto se invierte en capacitación
para el personal? La pregunta es pertinente, pues lo delicado del proceso y lo
sofisticado de los ataques que se sufren, en cuanto a planeación y uso de armas
de capacidad cinética de fuego, obliga a que el entrenamiento que reciben los
guardas de seguridad debe ser especializado y riguroso, y no pueda ser el
ordinario y común, que dicho sea de paso es muy regular en Colombia, pues, como
se sabe algunas escuelas inescrupulosas simplemente venden diplomas para
cumplir con el requisito que exige la Superintendencia de Seguridad y
Vigilancia Privada.
Este es un elemento clave,
porque sin duda la mano de obra de seguridad para el transporte de valores debe
ser muy bien entrenada y controlada, en especial en cuanto al conocimiento y
cumplimiento de los protocolos de seguridad y a su expertise, que son, desde mi
punto de vista, elementos muy importantes en la prevención, el cual es el pilar
de la seguridad.
A lo anterior, se suma el tema
de contratación e ingreso del personal. Los cuestionamientos son: ¿Se tiene el
proceso adecuado? ¿Se realizan verificaciones con debida diligencia? ¿O por el
contrario, es un proceso que se volvió rutinario? ¿Se hacen con rigor las pruebas
de poligrafía, visita domiciliaria y pruebas psicotécnicas? No podemos olvidar
que en el 90% de los hurtos generalmente hay participación de los propios
empleados, lo que obliga no solo a contratarlos con criterio de honestidad,
sino con un gran esfuerzo de control para mantenerlos honestos.
Muchas veces, las empresas
desarrollan protocolos, que son solo documentos creados para cumplir un
requisito, pero los cuales no se divulgan y no llegan a la base, bien por la
excusa del tiempo o simplemente por la negligencia que hace que todo se
convierta en una rutina de aprendizaje sobre la marcha. Esto hace que se
comentan errores que terminan con la perdida de los activos custodiados.
Los riesgos existentes en este
modelo de negocio son de manejo complejo, porque se transporta dinero, que es lo
que a nadie le sobra y todos nos falta. Esas compañías transportan dinero en
efectivo y todo tipo de valores, como divisas, oro, esmeraldas, piedras
preciosas, cheques, bonos y cualquier otro medio de pago, hecho que hace que
los riesgos en su calificación sean altos.
En la actualidad, la Superintendencia
está revisando los protocolos de este tipo de empresas. Se espera que el
documento que se realice y publique se cumpla y que este cumpla con estándares
de seguridad, desde la contratación hasta la finalización dela actividad.
Pero al margen de estas
Normas, de las reflexiones anteriores quedan cuatro recomendaciones: a) Mejorar
la contratación del personal, b) Diseñar los protocolos de seguridad y
aplicarlos con criterio preventivo y anticipativo, c) Dar al personal un
entrenamiento riguroso en medidas y protocolos de seguridad y d) Hacer un
seguimiento y control al personal para prevenir el contacto con delincuentes y
la desviación de su conducta honesta.